EL IMPACTO DE LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE EN LOS NIÑOS

 

Los niños están expuestos a mayores niveles de contaminación en relación con su peso corporal que los adultos y generalmente son más sensibles a sus efectos, incluyendo los fetos.

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Impacto en el sistema respiratorio

Los niños son más susceptibles a los riesgos de la contaminación del aire porque respiran a un ritmo mayor que los adultos y toman más aire por unidad de peso corporal que los adultos. La contaminación del aire está asociada con algunos de los mayores causantes de mortalidad infantil, como la neumonía, que es responsable de la muerte de 920,000 niños menores de 5 años cada año. La contaminación del aire también está relacionada con el desarrollo de asma, bronquitis y otras infecciones respiratorias crónicas (Peligro en el aire / División de Datos, Investigación y Políticas de UNICEF, 2017).

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Impacto en el cerebro en desarrollo

Los contaminantes no solo dañan los pulmones en desarrollo de los niños, sino que pueden cruzar la barrera hematoencefálica y dañar permanentemente sus cerebros en desarrollo. La dosis de químicos tóxicos necesarios para dañar el cerebro en crecimiento en las primeras etapas de la vida es mucho más baja que la que causaría daño al cerebro de un adulto. Respirar la contaminación del aire en partículas puede dañar el tejido cerebral y socavar el desarrollo cognitivo, con implicaciones de por vida.

Los estudios han encontrado asociaciones directas entre la exposición a la contaminación del aire y los resultados cognitivos, incluyendo menores niveles de coeficiente de inteligencia verbal y no verbal, de memoria, puntajes de calificaciones y promedios de calificaciones entre los escolares, así como otros problemas de comportamiento neurológico.

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Protegiendo a los niños

Los niños requieren la mejor protección posible contra la polución cuando están al aire libre. Siempre que tengan que viajar bajo un tráfico intenso, deben usar máscaras antipolución efectivas que filtren al menos el 95% de la contaminación de PM2.5 como recomienda la OMS, con un buen ajuste a la cara del niño.